sábado, 26 de septiembre de 2009

Pilarita



Pongámonos a imaginar: Imaginemos que estamos en nuestro sillón favorito, ese que está enfrente del televisión. Pongamos que es jueves sobre la diez de la noche y una cena humeante esparce el aroma del alimento por toda la habitación. Imaginemos que en un acto poco cívico pero profundamente íntimo nos quitamos los zapatos y colacamos nuestros cansados pies sobre la mesa, miramos el plato de comida y de un impulso lo colocamos sobre nuestra barriga. Entonces encendemos la televisión y nos echamos hacia atrás. En ese momento aparece en nuestra pantalla Mercedes Milá, comienza Gran Hermano, le damos un bocado a la cena y exhalamos un profundo suspiro. Quizá creamos que por un instante somos felices.

Sigamos imaginando: Imaginemos que de repente, sin esperarlo, mientras digeríamos el postre, un pedacito de helado de chocolate, algo ha pasado en nuestra habitación: Ya no tenemos los pies encima de la mesa, ni hay ningún plato sobre nuestra barriga. En vez de ese viejo chándal que usamos para estar “cómodos por casa”, estamos vestidos con nuestra mejor ropa. Nos tocamos la cabeza víctimas de la confusión y el pelo alborotado se ha convertido, así por arte de magia, en un perfecto peinado de peluquería. Nuestro corazón late fuerte, quizá demasiado fuerte, sentimos un sudor frío recorriendo las palmas de nuestras manos. A continuación movemos el cuello buscando una lógica en todo eso, y cuando nuestras pupilas se adaptan a la intensa luz de los focos, lo que vemos a nuestro alrededor es a Lis, a Gonzalo, a unas cámaras apuntándonos como si fueran unas futuristas metralletas para que el espectador que en casa, ese que está cenando con los pies encima de la mesa, no se pierda ni unos de nuestros gestos. Y sí, allí, a nuestro lado también está Mercedes Milá haciéndonos una serie de preguntas, que la verdad, no sabemos contestar.

¿Estaríamos preparados para pasar de ser un anónimo telespectador a un “personaje público” al que ven millones de personas?.


Eso es lo que le ha pasado a la tal “Pilarita”. Ella no sabe estar en televisión, no sabe medir sus palabras. No tiene ni idea de lo que está pasando, ni idea de en dónde se ha metido. Por no saber, ha dejado de saber quién es.
Y es que esta señora ha pasado de ser una vecina del Ferrol. Una extravagante, vulgar, gritona, vehemente y anónima vecina del Ferrol. A ser un personajillo de Gran Hermano que llora sin lágrimas para un segundo después estar riéndose. Que cuenta su intimidad más profunda (los juegos “prohibidos” con su marido) y tan sólo un instante más tarde, resulte que lleve separada no sé cuántos años y su exmarido está viviendo con otra señora de no sé qué país. Y rizando el rizo, pasado un ratito, la realidad sea que su, otra vez, marido “sólo” le ha puesto los cuernos durante un mesecito de nada, ¿y qué significa un mes en toda una vida?.
En definitiva, la tal “Pilarita” es víctima de un caos mental, de una momentánea alucinación psicótica, de una total perdida de la realidad. Y, sinceramente, lo entiendo, entiendo que le pase eso, no sólo a ella sino a todos los “Grandes Hermanos” que transitan por la línea que separa el anonimato de una supuesta fama, pensado que esa frontera se puede atravesar sin pagar un precio.... Que ellos están preparados para pasar de un día para otro a ser una “celebridad”, uno de esos privilegiados a los que la muchedumbre reconoce cuando andan por la calle, a uno de esos privilegiados que las chicas más guapas de la ciudad paran para pedirle el número de teléfono, a una de esas privilegiadas que pasean sus “preciosos” cuerpos desnudos por los quioscos de cada esquina gracias al talón bancario que les ha facilitado Interviú . O a ser uno de esos afortunados a los que se le ingresa dinero fresco en la cuenta corriente sólo por el hecho de contar su intimidad en la televisión como si aquello fuera el patio de corrala de su casa.

Y no, no es tan fácil, la cosa no funciona así.

Pilarita” es una víctima. Ella ha sido engullida por el monstruo de la televisión, y lo mejor para ella es que se la lleven a su casa, le quiten su vestidito de quinceañera, le deshagan su pétreo cardado de pura laca, le saquen sus zapatos y la vuelvan a colocar enfrente de su televisión, justo a la hora de Gran Hermano, con los pies encima de la mesa y una sabrosa cena encima de su barriga. Y así, quizá, crea que toda esta “aventura” sólo ha sido una pesadilla....¿acaso ha sido otra cosa?.

Post data: Por una vez tengo que felicitar la actuación de Jorge Javier Vázquez durante la entrevista en Sálvame Deluxe de la tal “Pilarita”.

5 comentarios:

  1. Seguro q no escribes en presa escrita o digital? M gustan mucho tus comentarios, s entiende bien son breves y "punzantes" sigue asi...

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  2. joder este articulo es una puta obra de arte

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  3. Pues si, calcado, y de verdad jorge javier magistral, no se puede linchar asi a una persona que no conoce donde esta, kiko muy mala persona, mucho.

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  4. me encanta pilarita pero escribes de muerte

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  5. pilarita y saray las mejores los de acoruña os queremos mucho

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