domingo, 30 de agosto de 2009

Crónica del fin de semana





Como no podía ser de otra forma el fin de semana comenzó con el espectáculo Sálvame Deluxe. El primer acto estaba dedicado a una supuesta entrevista a Bárbara Rey. Pero no nos engañemos, en ningún momento hubo tal entrevista. Nadie sabe qué era lo que Bábara quería contar esa noche. En vez de eso una suerte de improperios, rabietas e insultos variados se repartieron entre la supuesta entrevistada y un Kiko Hernández desatado e irritado. El porqué de esa irritación tampoco lo sabe nadie. De hecho allí nadie sabía nada, se trataba de la representación de un vodevil moderno, una parda imitación del Camarote de los Hermanos Marx, donde el arte subrealista de los hermanos se ha cambiado por mala leche, subrealista sí, pero mala leche. De esta manera, Groucho se transformó en un Jorge Javier que con una aquiescencia que rayaba el paroxismo permitía a un Kiko desatado dirigir la escena, y el gran Harpo se mutó en una Karmele Marchante que tampoco sabía que hacía por allí y se limitaba a reir: - y un huevo duro-.
El momento de mayor hilaridad se produjo cuando entró la llamada telefónica de una confidente anónima del "Superdetective Kiko", hay que reconocer que en ese momento la obra recordó a una del gran Jardiel Poncela. Ya nada tenía sentido, la confidente del Superdetective narraba como una china había sido atacada por Bábara Rey en un casino, y cómo la pobre china lloraba por el suelo. Entre tanto Kiko gritaba, la invitanda se reía, la interlocutora telefónica repitía: "hola, buenas noches, hola...buenas noches" y el maestro de escena, Jorge Javier, se encontraba perdido en medio del infinito paisaje de un lienzo subrealista de Dalí.
Una vez superada la "crisis china" llegó el momento cumbre. El anteriormente denominado Sperdestective Kiko, se envistió en su traje de “malo” y cuando Bárbara Rey le dijo que su madre tenía la menopausia, sacó todo su repertorio de oido, todo el ábanico de escupitajos, exabruptos, y pedorretas varias. Entiendo que la palabra “madre” era la consigna para que ese perro de presa, ese can rabioso sacado del laboratorio de Paulov que responde al nombre de Kiko comenzara a ladrar sin sentido. En ese momento recordé la película “Up”, allí la palabra clave que eloquecía a los perritos era “ardilla”. La reacción que originó esa palabra en Kiko fue tan absurda como desmesurada. Tanto lo fue, que como si asistiéramos al guión de una mediocre novela en la que en el último capítulo el “malo”se arrepiente de todo lo hecho, Kiko finalizó suplicando un “perdón” a la supuesta entrevista, de esa manera, cogiendole la mano a la invitada, mirandole a sus ojos sólo le faltó decirle: "Bárbara, siempre nos quedará Sálvame"....."y un huevo duro", dijo Karmele.

Luego llegó la ex del hermano de La Campa, esposa -todo haya que decirlo- de un extorero autodenominado Jesulín. Una señora que, ante todo, estaba encantada de conocerse. Era ella una mujer segura, conocedora de su belleza y del posible efecto turbador que ésta causa en los hombres. Con unos nervios templados, quizá, en otros escenarios lejos de las cámaras, en lugares donde lo que está en juego no es la simpleza de su fotogenia. Con estos ingredientes comenzó una entrevista amable, sin un Kiko que enfermo se retiró a su camarino, con la certeza del trabajo bien hecho. Una entrevista que ha decir verdad no aportó nada nuevo. "que si La Campa esto, que si Jesulín lo otro" en fin, más charcutería fina.

Una vez que la anteriormente llamada bella se marchó, emergió tal que la Venus de Botticelli la actriz principal de la "compañía cómica Sálvame": Belén Esteban. Una Belén que a diferencia de su predecesora estaba nerviosa, no sabemos a qué se debía su afectación, porque como ya he dicho nada nuevo se dijo del clan Janeiro. Pero, bueno, allí estaba con esas lágrimas contenidas, con su público adorándola, entregado, llorando si ella lloraba, riendo si ella reía; aplaudiendo hasta la extenuación ante cualquier expresión, sollozo o suspiro de su ídolo. No se puede negar que Belén habla desde sus entrañas, quizá en eso resida haberse convertido en un icono mediático que encandila desde los niños hasta los ancianos. Listos y tontos, norte y sur, este y oeste, personas de toda condición, clase, cultura y sexo quedan hipnotizados cuando los rayos catódicos llevan a sus casas la imagen de esa madre universal a la que aludía Freud: la gran Belén Esteban.
A modo de despedida llegó Mila Ximenez, en una entrevista al borde de la declaración de amor, sólo faltó que Jorge Javier pedirle una cita....pero eso no ocurrió. Así que todos contentos pusieron fin a la representación.

Mientras tanto, en DEC, ese programa que antes era del corazón y ahora juguetea con la pornografía, ponían toda la carne en el asador. De nuevo una señorita hablaba de Jesulín y La Campa, nada nuevo.
¿Por qué este programa pierde audiencia frente a Sálvame?. Creo que es por una razón simple: Sálvame es más divertido:
Imaginemos dos películas, sin mucho guión y con actores mediocres.
En la primera un coche persigue a otro: se ve una toma de una calle, los coches, otra calle, ahora el coche acelera, el otro acelera y al final el coche perseguido se escapa de su perseguidor.
En cambio imaginemos la segunda película, con los mismos actores y el mismo absurdo guión. Pero en este caso en la persecución los coches explotan, hay atropellos y la cámara se recrea en unos atropellados llenos de sangre y vísceras. Imaginemos que en esa persecución hay disparos, chicas guapas a las que cuando cruzan la calle se les levantan los vestidos a los Marylin por culpa del pequeño torbellino creado por los coches. Frenazos. Velocidad. Humo.... Pongamos que el final de la persecución se resuelve con uno de los coches cayendo por un precipicio y cuando todos pensábamos que el conductor había muerto abre la puerta de su auto y proclama a los siete vientos: “Estoy vivo”.
Está claro que un espectador cualquiera preferiría ver la segunda película.
Y en eso radica la diferencia en DEC y Sálvame, si se busca diversión y acción la gente se queda con la película (perdón) con el programa de Telecinco. Puro y simple espectáculo, para muchos penoso y lamentable, pero espectáculo.

Por último el sábado llegó la Noria que comenzó con una pequeña confrontación de ese maravilloso duo cómico que nos hace retroceder a los albores del cine. El brillo del plató de la Noria se tornó en blanco y negro. Entonces, como si fueran “ El gordo y el Flaco”, acudieron a su cita con el humor María Antonia y Peñafiel llenando las casas de risas. Aunque para nuestra desgracia Jordi González puso fin, de inmediato, al gag cómico.
Considero que si hablo del resto del programa rompería una de las normas de este blog, en el que sólo se puede hablar de Charcutería Fina. Bien es cierto que la madre de la bella Miriam Sánchez tuvo que ser entrevistada, digo tuvo que ser entrevistada porque yo no lo vi. Considero que a partir de la una de la mañana tengo cosas más importantes que hacer......

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