sábado, 30 de enero de 2010

Un día por Telecinco



El pasado viernes cuando la alborada me abandonó dejándome en la incertidumbre de un nuevo día, sentí el quemazón en mi alma del aburrimiento, de llevar una vida insipida y anodina; por ello y antes de que la desesperación me llevara a una previsible melancolía, me propuse vivir nuevas sensaciones. Como mi imaginación es escasa, y las leyes de la genética y el azar no me agraciaron con el arte de la seducción del sexo contrario, creí que la mejor manera de que dotar a mi corazón de nuevos bríos, nunca antes sentidos, sería el conectar mi pequeño televisor y sumergirme en las historias que por allí pasaban. Aunque en un principio repasé las distintas cadenas buscando esa ansiada quimera que me transportara a la felicidad, fue Telecinco la que finalmente me atrapó. De esa manera, y al mismo tiempo que desayunaba un café gastado y una tostada sin tostar una tal Ana Rosa Quintero sedujo mi pensamiento transportándome por los caminos de la política, los sucesos más macabros, dígase se violaciones, parricidios, maltratos, sodomías y una serie de infamias envueltas en una bonita caja con lazo rosa, que me hicieron sentirme un afortunado, porque mi espíritu aún no se ha visto envuelto en tales aberraciones. Luego, en lo que duró la publicida, este señora me propuso un debate sobre el Gran Hermano, en la que se vertió un poquito de mierda sobre algún concursante, supongo que por animar la tertulia y la audiencia. A decir la verdad me alegré de esos insultos y acusaciones, sintiéndome de nuevo un afortunado de que nada de lo que allí se profería se refiriera a mí. Una vez pasado el vendaval del Gran Hermano, Ana Rosa me obsequió con un repaso por la prensa rosa, es decir más mierda. De esta manera el magazine de la nueva Monna Lisa -Ana Rosa también usa la técnica del sfumato para que no se le note las huellas de vejez que la cirugía no le ha quitado- nos ofrece un cóctel de sensacionalismo, corazón, vísceras y demás excrementos que pasen por allí, de una manera tan refinado que al consumirlo sabe a pura azúcar, siendo realidad el vómito de una sociedad que se consume a si misma.

Ya era la hora del aperitivo, me levanté de mi asiento con el ánimo subido, pero justo cuando comenzaba el gesto, un nuevo programa apareció en mi pantalla. No podía creérmelo, por mi televisor aparecieron una decena de chicas guapas que buscaban novio, de inmediato salté sobre mi teléfono para ofrecerme como pretendiente, pero al parecer no cumplo los requisitos básicos para tal fin, es decir ser un guapo actor desconocido con ganas de pasar por un castrado gilipollas, y digo lo de castrado porque a pesar de que los actores pretendientes se citaban con las actrices pretendidas, entre ellos nada pasaba, había alguna miradita, un roce sin más, en definitiva una gran chorrada que sin embargo nos obsequiaba con todos los estereotipos machistas. Pero como todo pasaba tan rápido, y no posee gran destreza en la reflexión me quedé enganchado a ese folletín, a esa tele-novela, a este engendro surgido del cubo de la basura de los directivos de telecinco, con una sonrisa en la boca.






Llega después la versión Siglo XXI de un programa que ya presentó Ana Rosa en el XX, entonces se llamaba Veredicto, ahora ni lo sé ni me importa. El hecho es que de nuevo aparecen actores que a cambio de una mísera cantidad interpretan a unos vecinos que tiran su mierda al patio común, a una pareja de amantes que práctica sexo en la azotea de un edifico a la vista de los mirones circundantes, o un gatito que hace popó en las zonas comunes de una urbanización. Cualquier chorrada que se le ocurra puede llevarse a juicio en esta tontería de programa. Hay que añadir, que para animar la cosa, el público chilla, insulta, gime, apoyando a uno u a otro. ¡Qué bonito!. Y yo como espectador sigo absorto sin dar crédito a tal bazofia; pero por otra parte esa melancolía que a primera hora sentía se ha difuminado, y en ese momento me siento un afortunada por que nada de lo que allí aparece me ha pasado a mí.




Después de almorzar y de una siesta, conecto de nuevo mi pequeña televisión. En ella aparece Jorge Javier, premio Ondas a no sé qué, y unos colaboradores que van desde los que apenas saben hablar y resumen su necedad repitiendo una y otra vez una palabra que supongo que será la única que conocen, por ejemplo el “Vale” de Rosa Benito, a viejas periodistas que están más para un viajecito a del Inserso que para aparecer por la pantalla, como es el caso de Karmele.
Pero con todo esto la realidad es que este programa no engaña a nadie, ofrece lo que oferta, no hay mentiras, aquel espectador que quiera verlo sabe lo que va a ver; por esa razón, y aunque mucha gente deteste este programa, la realidad es que es mucho más digno que el batido de Ana Rosa, o la gran tomadura de pelo que es Hombres Mujeres y Viceversa.



A todo esto yo desde mi sillón veo pasar la horas como si nada, ya es media tarde y nada me atormenta; estoy contento y casi sonriente porque ninguna de mis desgracias es comparable a ese ataque de cuernos que ha sufrido una señora con la nariz torcida llamada Belén Estaban al ver como su “amigo” Jorge Javier entrevistaba a su gran enemiga: La Campa; la villana del universo de telecinco, ese ser convertido en la bruja del cuento de BlacaBelén. Y así, de repente, el cuento se acaba y la Esteban se encuentra a su presentador favorito compartiendo sonrisas y halagos con la esposa de del padre de su hija. Yo desde mi suprema ignorancia creo que todo es por celos, unos celos uterinos que han convertido a Belén Esteban en una celebridad, pero como digo yo sólo soy un espectador ignorante.



Ya casi al anochecer mi espíritu a cobrado bríos y me enfrento a la noche con una energía renacida, por ello agradezco a telecinco haberme envuelto en toda esa basura con las que nos obsequia todos los días y que me hace sentir una afortunado; por ello me levanto de mi sillón enérgicamente, cojo el mando del televisor, la apago y salgo de mi casa para enfrentarme a la realidad, y lo visto en la pantalla se resume en ese minúsculo punto luminiscente que queda que queda en la televisión que espero no volver a encender…..

sábado, 23 de enero de 2010

¿Karmele y Eurovisión?

Viendo toda esa tontería,( porque no nos engañemos no es más que una tontería), de que si Karmele va a Eurovisión, que si no va, que si Televisión Española dice, que si no dice, tengo la impresión de estar asistiendo a una enorme tomadura de pelo, una broma televisiva, aquello de "Inocente, Inocente"; por esa razón reviso mi salón, buscando una cámara oculta que por ahora no he encontrado. A ver, a mí, a todos, nos importa un carajo que la vieja y chocha de Karmela vaya a Eurovisión o no. Me da igual y no me parece mal ni bien, de alguna manera eso de que esa señora mayor vaya a Eurovisión forma parte de los postulados de la cultura pop, es algo sin la mayor importancia, banal, insípido, anodino, insustancial, superficial, trivial, intrascendente, vano, fútil... no se me ocurren más palabras para definirlo. En fin, un circo en el que en vez de haber elefantes y trapecista, hay una friki vieja y maniática. Lo que no me hace tanta gracia es que dentro de ese show lícito coloquen la tragedía Griega de que si Karmele tiene depresión, de que si es anticonstitucional, que si se va a recurrir....!por favor!, seamos coherentes: nos reímos de Karmele, lo pasamos bien, lo comentamos con los amigotes mientras tomamos un cerveza, y ya está; vamos a dejar la demagogia y los dramas para otras cosas, porque creo que este momento no es precisamente adecuado para elevar a tragedia tal soplapollez.

Preguntas sin respuestas:

¿Qué hay que hacer para que Rosa Benito no vaya más a ningún programa?.
¿Por qué tiene tanto éxito Arturo GH con las chicas?.
¿Por qué Nagore GH está a todas horas en televisión? (Por cierto Nagore, me comentan que a ti tus amigos y familiares ten llaman con un nombre más corriente,¿a qué se debe ese cambio de nombre, realmente te crees una artista?