viernes, 23 de julio de 2010

Karmele Marchante


El rótulo con el que titulan al vídeo no es responsabilidad de este blog


Karmele es feminista, nacionalista y culta. Ella y Jorge Javier, están por encima del resto de colaboradores e invitados, por encima de esa fauna que en realidad tanto les repugna porque no son tan leídos como ellos, ¿verdad?.
Karmele es maniática y obsesiva, le molesta los ruidos, los olores, el polvo y Mila Ximénez. Pero sobretodo Karmele es vieja. Es esa especie de abuela maniática que horroriza a los niños, esa señorita Rotenmeyer que regaña por todo. La típica vecina que con el mango de la escoba golpea el techo pidiendo silencio.
Sin embargo, Karmele ya no es lo que era, ahora ya está cansada, poco le importa los cotilleos sobre famosillos de poca monta. A ella le causa total indiferencia los tangas de la Campa, los repetitivos discursos de la Esteban y las chorraditas de los concursantes de Gran Hermano. Lo suyo es colocarse en el diván y asistir a una sesión de psicoanálisis barato, lo suyo es asistir cada día a su esa absurdidad de programa llamado Sálvame sin tener nada que decir. Karmele es una especie de escultura extraña cuyas facciones me recuerdan al personaje del Grito de Munch, con la salvedad que Karmele respira por el ombligo. Pero como ya he dicho, Karmele es sobretodo vieja.
Cuando te veo, contemplo un fantasma de aquella periodista que en algún momento fuiste. Ya no tienes ni fuerza ni interés. ¿Recuerdas la discusión con Pocholo?.... (!Qué tiempos aquellos!).
En la actualidad te limitas a dejarte llevar por Jorge Javier igual que un monito de feria, lo mismo que el chimpancé que “Krusty" (el payaso de los Simpson) lleva en una maletita y de vez en cuando saca para que toque los platillos, cante o baile. Karmele, ¿no te das cuenta de que se está riendo de ti?.

Karmele ya está para quedarse en casa con su mantita y sus libritos. Sus risotadas suenan tan falsas como los aplausos que el público en el plató le dedican. Su peinado “a lo modernito” lo que hace es poner más de manifiesto su edad.
Karmele entiendo que mientras más tiempo estés en la televisión más te quedará de pensión, de verdad que lo entiendo y yo haría lo mismo. Comprendo que la hora del programa no es la más adecuada para una señora de tu edad... pero es que te pasas la mitad del programa en otro mundo pensando en tus cosas de vieja.

Karmele también tiene un blog "www.karmelemarchante.com" donde en tiempos pretéritos despotricaba de muchos de los “compañeros” con los que ahora comparte mesa. Y resulta que esa maravillosa mentira que es la Televisión y el dinero hace todo tipo de milagros como convertir en amigos de toda la vida a los enemigos... Pero por lo que veo, van a tener que habilitar una mesita sólo para ti.

Karmele gracias a ti me caen bien Mila Ximenez, Mariñas y aquellas personas que tuvieron que aguantarte con aquella soplapollez del tsunami. También, Karmele, me has hecho adorar a todas las personas a las que odias....es decir a TODO EL MUNDO.

Karmele porque no te quedas en tu piso con tus juguetitos sexuales que sólo te hacen gracia a ti, y allí, lejos del resto, te dedicas a hacer yoga, taichi, psicoanálisis, distintas terapias grupales e incluso terapia Gestalt...Y NOS DEJAS EN PAZ AL RESTO DE LA HUMANIDAD QUE NADA HEMOS HECHO PARA SUFRIR TAL TORMENTO. EL TORMENTO LLAMADO: KARMELE

miércoles, 21 de julio de 2010

Kiko Hernández




Se trata de un personaje peligroso de esos que cuando te encuentras en una esquina de la noche, fumando un cigarro y apoyado en una farola cuya tenue luminosidad proyecta su sombra tenebrosa, cambias de inmediato de acera, o mejor, te das media vuelta y sales corriendo en dirección contraria.
A él le gusta vestir de negro, le gusta escudriñar la desgracia ajena. Disfruta siendo “el malo” de esa “superproducción” audiovisual denominada SÁLVAME. Para ello se encorva un poco, torna su voz para que suene partida, rota por sus gritos llenos de insultos, no le guste que le enfoquen cuando sonrie, porque él es "malo", e imitando a “Las urracas parlanchinas” deambula por el plató desafiando con su mirada colérica a sus contrincantes.
Y así, ese impostado cuervo, esa falaz imitación de Dark Vader, ese personaje secundario sacado de una mediocre película de terror, inflama los índices de audiencia con su verborrea, convirtiéndose en el guardian de una ética que proclama basada en la mentira, en la idiotez y en la traición.Porque lo que él quiere es que le cuentes tus desgracias, de ellas vive, de ellas se alimenta.Él lo que quiere es que cualquier famosillo le llame a su teléfono para narrarle, en la más estricta confidencialidad, que su novia le ha puesto los cuernos, que llore, que le suplique una amistada que él venderá a cambio de un bonito cheque que besará como a su amante.
Se trata de un “personaje” vil, repleto de odio, de rencor, recubierto de una autoridad que nadie sabe quien le ha dado, cuyo juego preferido es el que juega con las cartas marcadas. Un mercader de almas, un telepredicador de la bsaura, que comercializa con lágrimas y vísceras y cuyo mejor amigo es el cajero automático de su banco.
Se trata de un nuevo Fausto que ha vendido su alma al demonio, pero esta vez, a cambio de una fama pasajera y estéril que lo único que le dejará será soledad.