sábado, 17 de octubre de 2009

EL CUERVO Jorge Javier Vázquez



En estos días Jorge Javier Vázquez ha conseguido dos premios: El futuro premio Nobel de la Paz y el Premio Ondas, con tal motivo y sumándonos a una gesta que va a suponer un antes y un después de estos premios, eso seguro, ya nunca será igual... (recomiendo leer el artículo de Carlos Boyero en EL País), le dedicamos esta adaptación del inmortal poema EL CUERVO, del dios de la literatura EDGAR ALLAN POE.

Una vez, al filo de una lúgubre medianoche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre el teleprograma semanal,
cabeceando, casi dormido,
oí un súbito sonido procedente del televisor
como si suavemente estuvieran insultando
insultando al telespectador
“Es –dije musitando- Jorge Javier Vázquez
insultando a la mente del espectador
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! Aquel lúcido recuerdo
de una televisión diferente;
espectros de tertulias con cigarrillos humeantes
de cine de calidad en primetime
de colaboradores que sabían de qué hablaban,
angustia del deseo de aquellos días
cuyo recuerdo no paliará mi dolor
dolor por el premio a Jorge Javier, él único,
el pedante, Jorge Javier coronado rey de la basura.
Ahora con un Ondas con su nombre, para siempre.

Y el crujir, triste, vago, escalofriante
de su voz inquitante
me llena de fantásticos terrores
jamás antes sentidos, y ahora, en mi televisión,
acallando el sonido de mi estomago antes de vomitar
Jorge Javier habla y yo vuelvo a repetir:
“Es el presentador del programa Sálvame,
el tal Jorge Javier que los viernes a deshora no me deja en paz,
Eso es todo, y nada más”.

De repente, me levanté del sillón,
y ya sin titubeos me acerqué al televisor y le dije:
“Señor, Jorge Javier, ¿es verdad que le han coronado con un ondas?
Pues es que yo estaba adormilado
Cuando oí esa noticia
Tan dormido estaba
que apenas pude creer que la oía”
Y entonces la proyección televisiva se terminó,
y en mi cuarto solitario....
Oscuridad y nada más.

Escrutando aquella negrura
permanecí largo rato atónito, tembloroso
dudando, soñando sueños que ningún televidente
Se haya atrevido a soñar.
Más en el silencio insondable Jorge Javier callaba
Y la única palabra allí proferida fue:
¿Jorge Javier estás ahí?
Jorge Javier pronuncié en un susurro, y el eco
me devolvió un murmullo: “Sí”
Apenas esa afirmación, sólo eso, y nada más.

Envuelto en esa oscuridad
toda mi alma se abrasaba
cuando pasado un instante
oí de nuevo la voz de Jorge Javier
pero esa vez más alta si cabe.
“Ciertamente –me dije-, ciertamente,
la televisión está apagada
y algo de ella está en mi cuarto.
Quiero encender la luz
y así penetrar en el misterio,
dejad, por favor, que mi corazón vuelva al silencio
Jorge Javier dijo:
Nunca más.

A trompicones alcancé el interruptor
y con un suave gesto
ese tal Jorge Javier
se colocó a mi lado.
Sin asomos de reverencia
ni un instante quedo,
y con aires de gran reina televisiva
de figurona que está acostumbrado a que le hagan la pelota
fue a sentarse en mi sillón
sobre el borde de mi sillón,
posado, inmóvil, y nada más.

Entonces ese presentador nauseabundo
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
al ver su cara de bufón deselenguado
Y le dije:
“Aún con tu cara repleta de botox de ocasión
aún siendo líder de audiencia de viejas y aburridos.
Dime qué has hecho para conseguir un Ondas.
Dime, por favor, dime cúal es tu secreto maldito cuervo televisivo
Y Jorge Javier se quedó impávido
posando su mirada en mi desesperación
y con su pico sonriente
me dijo:
Siempre más”

Nada más me dijo entonces,
no movió ni un pelo
y yo quise contestarle:
“Otros presentadores lo han ganado antes,
y cuando el éxito te abandone
te quedarás en la ruina
y nadie se acordará de ti”
Y Jorge Javier dijo:
Siempre más

Sin duda, pensé, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su único repertorio aprendido
por unos guionistas descelebrados a quienes la necesidad de un salario
les ha llevado a guionizar esa basura inmunda
llamada Sálvame.
Y ahora este maldito cuervo, torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro del demonio llamado Jorge Javier
se posa sobre mi sillón
graznando esas dos palabras:
Siempre más.

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente a frente a Jorge Javier
cuyos ojos, como tizones encendidos
quemaban hasta el fondo de mi pecho
buscando el significado de esa pírrica frase:
Siempre más.

En esto, sentado adivinaba su significado
mientras la luz de la lámpara acariciaba
los gestos simiescos de Jorge Javier
“Siempre más- pensé- significa:
Siempre más morbo
Siempre más mierda
Siempre más basura
Siempre más desperdicios
Ese es el secreto de Jorge Javier para ganar el Ondas:
Siempre más mierda.”

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso y putrefacto
como invadido por un invisble incensario
donde ardían los restos televisivos de Sálvame.
Miré a ese pájaro o demonio
enviado por las ondas hercianas
a este hogar hechizado por el horror, y le dije:
“Jorge Javier dime, en verdad, te lo imploro,
¡dímelo, te lo imploro!
¿Qué has hecho para tener un Ondas?
Y Jorge Javier dijo:
Siempre más”

Sea esa frase la señal de partida
para todos los presentadores a partir de ahora
todos serán programas llenos de analfabetos
donde los insultos y las mentiras serán lo habitual
y todos los espectadores lo sufriremos resignados.
Jorge Javier dijo: Siempre más.

Y el maldito cuervo emprendió su vuelo
y ahí sigue saliendo cada día por el televisor
y sus ojos tienen la apariencia de un demonio que se esta riendo
riendo de todos los televidentes
y su sombra flota en el suelo
y de ella no podremos liberarnos
hasta que no apaguemos la televisión
y no la encendamos....
NUNCA MÁS

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